martes, 10 de abril de 2012

De Güéjar Sierra a Granada



 Todo apuntaba a que la del último domingo de Semana Santa, en el que casi todo el club estaba aún fuera de Granada o simplemente descansando en estos días festivos, sería una ruta moderadamente larga y en nuestra línea; pero el caso es que hemos hecho una excepción -¿involuntaria?- y nuestra excursión de hoy ha terminado con más de 33 kms de recorrido.

Solamente cinco compañeros nos reunimos en la parada de autobús de Güéjar Sierra dispuestos a encarar la ruta prevista, aunque quien la propuso y que sería nuestro guía no ha podido venir. Confiando en nuestra memoria, sentido de la orientación, en el gps y en las ganas de todos, nos hemos animado a hacerla aunque algún tramo no lo teníamos claro. Y por supuesto -no podía ser de otro modo- todo ha ido muy bien; además el sol y una temperatura suave nos han acompañado todo el día, y nos ha alegrado comprobar que después de las lluvias de Semana Santa, el campo parece haber tenido por fin un pequeño respiro húmedo.

Recuerdo que el año pasado, también en Abril, la primavera se desataba convirtiendo todo en un jardín; este año apenas ha llovido, pero aun así, la naturaleza reúne fuerzas  e intenta hacer honores a la nueva estación, repitiéndose un año más todos esos topicazos primaverales que siempre se dicen, pero que son la pura verdad: aunque las praderas y sembrados no estén muy verdes y no estalle todo en floraciones de mil colores exquisitamente diversos, los días se alargan, la luz es ya más blanca y la tierra se llena de cielo, la brisa es cada vez más cálida... y hasta creo que estoy a punto de recurrir -sí, lo estoy haciendo- al bucólico, pero también manido discurso de que las abejas se afanan entre las flores de los cerezos y los pájaros, juguetones y desafiantes a la vez, cuentan a todo aquel que quiera escucharles que para ellos ha llegado otra vez la hora de hacer el nido y sacar adelante una nueva familia.

Que la esencia de la belleza en la Naturaleza es el esplendor de lo transitorio y lo cambiante, donde nada es feo: sólo está en perpetua evolución, igual que nosotros; que a veces los cambios son tan pequeños y efímeros, casi evanescentes, que podríamos pasarlos por alto porque a primera vista parecen invisibles, pero que si caminamos un poco más despacio y nos fijamos, podremos comprobar que a nuestro alrededor todo nos llama porque quiere mostrarse con sus mejores galas primaverales, como si pasase, en unos minutos, del blanco y negro al technicolor.

Nuestra ruta ha partido desde el núcleo urbano de Güéjar Sierra, pasando por el Embalse de Quéntar, los alrededores de Beas, los cortijos de Belén y Jesús del Valle, la ermita del Cristo del Almecí, enlazando después con la Vereda del Barranco del Abogado a lo largo de parte del recorrido de la Acequia Real de la Alhambra, hasta el Suspiro del Moro y Granada capital, por fin.


Poco desnivel, muchos kilómetros y unas nueve horas de marcha tranquila que nuestro minigrupo se ha tomado con calma durante todo el recorrido: al hacer fotos, en las paradas para desayunar y comer, con pequeños altos en el camino para admirar la nueva capilla de nieve que ha caído en Sierra Nevada con las últimas lluvias...


TEXTO: MARILÓ
FOTOS: CLUB SENDEROS
MAPA Y PERFIL: CARLOS LUENGO

1 comentario:

  1. hola marilo ,me gusta por donde estuvisteis por yo no lo savia que se cogía el auto bus . yo no suelo faltas como ya sabéis, no pasa nada otra vez lo pregunto,

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