miércoles, 14 de marzo de 2012

La Tiñosa, el techo de Córdoba

       Con un magnífico día y un nutrido grupo de asistentes, entre los que reencontramos a compañeros que llevaban tiempo sin salir con el grupo, encaramos con alegría la subida a La Tiñosa desde la aldea de Las Lagunillas, a unos doce kilómetros al sur de Priego.


       La subida desde allí es corta, unos seis kilómetros, y comienza con una cómoda pista  que, con el fondo de la Sierra de Alhucema, nos lleva hasta el cortijo Alto de Torres, hasta donde se podría llegar en coche para quitarse una media hora de subida.


     El camino discurre, en este tramo, entre olivares que pronto se mezclan con hermosos quejigos que todavía muestran sus ramas desnudas por el invierno.

   
       Desde el cortijo, continuamos por un sendero que nos lleva, en una subida cómoda, al Puerto Mahina  y que se abre en varias opciones, por lo que, siguiendo nuestra tradición, cada uno subió por donde le pareció mejor. Incluso hubo quien decidió "saltarse" el Puerto y "atacó" directamente el Morrión.


       Desde el Puerto, la subida se hace más intensa y por peor terreno, pero ya sólo quedan unos 360 metros de desnivel.


         Siguiendo una zigzagueante vereda llena de piedras sueltas, alcanzamos la base de el Morrión.


      Y, como no podía ser de otra forma, nos acercamos a su cueva, expresión de la naturaleza caliza del terreno en que nos encontramos. Parece que se hallaron en ella restos arqueológicos pero, en la actualidad, sólo vemos, y olemos, que ha sido utilizada para refugio de ganado. Desde allí, las vistas ya son magníficas hacia el sur y, a pesar de la neblina que se mantuvo todo el día, se podía apreciar el pantano de Iznájar.



         A partir de ese momento, la subida a la cumbre discurre por una zona de piedras irregulares y de formas sugerentes, capricho de la erosión sobre la roca caliza.


       Por fin, alcanzamos la cima, junto con una familia que llevaba un niño de unos siete años que estaba deseando llegar para dejar su nombre estampado en el libro de cumbre.


        Gozamos un rato de las vistas, aunque la neblina no nos dejó disfrutarlas a placer; Sierra Nevada era una sombra en el horizonte pero sí veíamos los puntos más próximos, al norte, la Ermita de Cabra o las Buitreras, cerca de Carcabuey.
     Con la satisfacción del deber cumplido, iniciamos el descenso al Puerto de la Mahina, donde nos esperaban algunos compañeros, por el mismo sendero de subida, excepción hecha de un par de intrépidos que decidieron buscar una nueva ruta. ¡Si no hacemos tres o cuatro grupos, vamos sufriendo!


          Desde la Mahina, y después de una relajada comida, pusimos rumbo norte. En el autobús habíamos decidido que, desde La Tiñosa, iríamos andando hasta Priego; lo hicimos, primero, por una vereda continuación de la que traíamos de Alto de Torres, y que, en este caso, nos llevaba al Cortijo de las Chozas de Toledo, rodeados por encinas, algunas magníficas, y por el arroyo de Petronilo seco este año sin lluvias.


      Después del cortijo, el camino se convierte en pista que nos permite disfrutar de algunas vistas magníficas de la Tiñosa y de algunos paneles explicativos de las características geológicas de la zona.


     Como el cerro Majano donde la presencia de radiolaritas permiten la aparición de la jara pringosa en medio de una zona predominantemente caliza.


         La pista, que nunca es demasiado agradable para caminar, nos llevó por medio de olivares, disfrutando de perfiles sorprendentes  de la sierra de Alhucema, cuando echábamos la vista atrás; de las Buitreras y de pequeños narcisos, mensajeros de  la primavera inminente.




        Y así llegamos a Priego, después de unos 17 kilómetros según la gráfica que, como siempre, nos ofrece Manolo.


     Una vez allí, nos quedamos en el primer lugar que nos ofreció una terracita donde refrescarnos, como manda la tradición, antes de emprender la vuelta.

Las fotos son de Encarni y Manolo, Concha y Victoria.

TEXTO: VICTORIA.

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